sábado, 9 de abril de 2011

El puente.

-Me gustaría contarte algo -dijo tímidamente-, pero no voy a hacerlo. -¡No me hagas eso! Ahora que lo dices, ya me lo tienes que contar. -Pero... -Vamos, hay confianza, ¿no? Se encendió un cigarro con delicadeza, y expulsó el humo lentamente para saborearlo. -Sé que es una tontería, pero te quiero siempre a mi lado. No es porque me lo pase en grande contigo, ni porque me atraigas, ni porque sienta que te atraigo a tí tambien. Me gustas, en serio. Pero no quiero que me quieras de ese modo. Sería una relación basada en el amor, y odio el amor por encima de todo. Solo ha traído mierda a mi vida. -Continúa... -¿Sabes esa sensación de que tu corazón se aligera cuando ves algo o alguien a quien quieres, y parece que vaya a echar a volar? Pues no la quiero. Quiero que podamos hacer cientos de cosas sin sentido, que me mires fíjamente y sonrías, que sigas diciendo que soy una pasota mientras te ríes... pero no quiero que nos acostemos. Ensuciaría toda mi imagen de amistad especial. No quiero sexo contigo. No quiero que me beses, ni que me acaricies. Quiero que seas frío, pero cálido a la vez con una sonrisa. Quiero seguir toda la vida sin que me veas llorar. En realidad me gustaría no llorar más, porque más de una vez lo haría contigo y es una mariconada. Es superficialmente profundo. Me gustaría algo así. ¿Entiendes mi concepto de amistad especial? Él se quedó mirándola fíjamente durante unos segundos, ambos callados. Ella hizo un gesto pidiendo su aprobación, y él sonrió con una de esas sonrisas torcidas que tanto le gustaban. -Estás completamente loca, ¿lo sabías? Tienes un enredo de conceptos en la cabeza increíbles. -¿No vas a decir nada más? -Oh, claro. ¿Tienes fuego? Ella se puso furiosa, pero no expresó nada ni verbalmente ni gestualmente. Se limitó a encenderle el cigarro y miró al frente, ofendida y callada. -Oye... -Dime -dijo ella, fríamente-. -Quiero pasar mi vida contigo. -¿Qué quieres decir? -Olvídate de las frases con doble sentido, de los sarcasmos, las ironías, los cinismos y todas esas mierdas que siempre tienes en la cabeza. Solo interpreta limpiamente. -No existe la pureza de una frase, apenas existe la pureza de las palabras. Solo existe en los gestos, en las miradas y en las acciones. Se miraron, entonces él le besó en la mejilla. Ella se sorprendió de tal gesto, y salió corriendo hacia el puente. Se paró a mirar el río fluir, y a las gentes pasear por la orilla. Estaba confundida. Jadeando, apareció él y la agarró del brazo. Se miraron, ella estaba asustada y él, enfadado. Y se besaron sin más durante un instante. -Quiero pasar mi vida contigo. -Yo tambien.

2 comentarios:

  1. Es precioso, me da muchísima pena que hayáis dejado el blog, pero un placer leer vuestras entradas :)

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  2. Es precioso, me da muchísima pena que hayáis dejado el blog, pero un placer leer vuestras entradas :)

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