Cada día de mi vida, desde hace bastantes años, cojo el metro. Pierdo bastantes horas en él sentado con un libro que me distraiga del largo trayecto desde mi casa en el confín del mundo, hasta el barrio de mi instituto o de quedada con mis amigos.
El caso es que mi madrastra dijo una vez que en el metro es donde más personas “raras” vas a ver en tu vida.
Razón no le faltaba. Sin embargo lo que más veo son jóvenes como yo. Más bien no como yo, si no en la absoluta o casi absoluta desgracia.
Si escucho con un poco de atención puedo sacar la conclusión de que en la juventud solo saben “hablar” de sustancias estupefacientes, experiencias varias con la policía, sexo y fieshzta. ¡No soy ni mucho menos un viejo precario! Pero hay tantas cosas en las que pensar y hablar, que ceñirse a SOLO estos temas…me da pena. Mucha pena.
Si abro los ojos y observo con mínima atención puedo ver muchas cosas desagradables que me tocan los testículos molestan= Chicos potando un viernes/sábado por la noche. El dichoso móvil con música inaguantable que a nadie interesa. Gritos y conversaciones expuestas en un volumen que taparían perfectamente el sonido de despegue de un avión...
Juventud. Divino tesoro…mal aprovechado.
¡Quiero leer tranquilo de una vez!
PD: Te quiero con locura.
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