NAUSEAS.

Se encontraban en una habitación iluminada por un foco que les enfocaba directamente, y lo único que llenaba dicha sala era sus dos presencias. Había un agujero en el centro de aquel lugar, que ni el foco podía divisar el final. Se miraban fijamente, luego la niña apartó la mirada intimidada pero la mujer mantuvo la suya, con el fin de que contestase a sus preguntas.



-¿Vas a explicarme qué cojones estás haciendo?



La niña sollozaba avergonzada. Sabía que no tenía escpatoria, pero se negaba a admitir la verdad.



-Has estado llevando una doble vida todo este tiempo... y ahora, tu otra personalidad ha cobrado vida propia. Ahora YO también soy real. Soy real para demasiadas personas...



-¡Pero yo no he hecho tal cosa!



La niña recibió una bofetada de aquella mujer, que a pesar de parecer una buena mujer, estaba cargada de rabia.



-¡Deja de mentir! ¿Me oyes? ¡Deja de mentir!



-Me... me... mareo. Tengo nauseas.



-No tienes otra salida, no podemos quedarnos las dos. Te estoy dando la oportunidad de que todo vuelva a ser como antes, de que yo vuelva a tu imaginación. Ahora solo... di la verdad.



-Pero tú eres real para que otras personas sean felices, ¿no crees que eres necesaria?



-Esas personas se preocupan por tí, y con una burda mentira no les vale.



La niña comenzó a vomitar. Su rostro palideció, pero sentía que estaba un poco mejor.



-Es un bonito detalle, pero no es real, de nuevo.



-Sí, esta vez sí lo es. No es egoísmo, no es inmadurez. Es hacer feliz a los demás.



-¿A costa de tu propia felicidad?



-¿Es que se puede ser feliz haciendo infeliz a los demás?



La niña volvió a vomitar una vez más. La cosa iba a peor, notaba que empeoraba.



-Se sienten engañados, confusos, quieren la verdad.



-¡No quieren la maldita verdad!



La niña vomita de nuevo.



-¡CLARO QUE LA QUIEREN! ¡Eres tú, otra vez tú! No aceptas tu verdad, no te gusta, es normal, a nadie le gustaría. Pero es REAL, y en cuanto la aceptes tú la aceptarán los demás.



Y vomita una vez más, dos, tres, cuatro. La habitación da vueltas. De pronto, el agujero interminable, atrae a la niña con una fuerza magnética que nubla sus pensamientos.

-Yo...yo...quiero dejar de existir. Tú eres más bella, más adecuada, más agradable a todos... Yo solo soy una carga, doy lástima, soy lamentable.

-Eso no te hace menos especial, ni menos acogida.

La niña se marea, el agujero negro llama y llama, cada vez la llamada es más fuerte. La niña se acerca hasta el agujero y mira en su inmensidad... sonríe. Sin poder hacer nada, la mujer observa cómo la dulce niña desgraciada se precipita hacia el vacío sin saber qué pasará después. La mujer llora, pues sabe que la niña no muere, solo se esconderá en lo más profundo del subconsciente.