lunes, 23 de noviembre de 2009

Conciencia.

Ella estaba derrotada. No quería pensar en nada, ni hacer nada, ni sentir nada. Ni siquiera tenía ganas de llorar, ni de reír. Ella sabía que era una completa idiota porque sabía que ella se lo había buscado, y golpeó con un puño la pared azul. Mierda, decía. Claro que había cometido muchos errores, muchísimos diría yo. Pero aun así se estaba hundiendo ella sola en su propio mar de tristeza, impotencia, rabia e incertidumbre. Apretó los dientes y se dijo a sí misma que ni una lágrima correría por sus mejillas, su orgullo se lo impedía. Levantó la vista y fijó su mirada en una foto. Una simple foto, que embargaba tantos recuerdos de un día, un momento, una conversación... y la lágrima salió casi sin poder impedirlo. A partir de la primera, salieron todas las demás de sus acastañados ojos, que ahora adoptaban un tono verde oscuro debido a los lloros. Pero lloró en silencio, para que nadie pudiese darse cuenta del dolor que tenía por dentro y que ahora expulsaba al exterior en forma de agua. En esas lágrimas iban demasiadas cosas, un cúmulo de problemas que se habían conservado en lo más profundo de los ojos y que se negaban a salir al exterior. "Sé fuerte, sigue adelante" eran las frases que más se repetían. Pero ya había tirado todos sus principios por la ventana y no creía que volvieran hasta dentro de un buen rato. No pudo evitar el cansancio, y bajó los párpados, muy lentamente, poco a poco, hasta volverse todo oscuro...



-¡Parecía que no ibas a venir nunca!

Una voz aguda y silenciosa entró en los oídos de ella. ¿Dónde estaba? No reconocía ese sitio. Normal, estaba todo blanco.

-¿Quién eres?

-¡Pues quién voy a ser!¡Tu conciencia!

-(puso una cara sarcástica) Oh, perdona que no te reconociese. ¿Qué quieres de mí?

-Bueno, es que hace mucho que no hablamos

-Ah... ¿viste el partido del otro día?

-¡No me rehuyas! Sabes que tenemos una conversación pendiente desde hace tiempo.

-No me apetece hablar de nada. Tengo la sensación de haber perdido lo más grande que he tenido nunca y no voy a poder perdonármelo jamás. Déjame y vete.

-Bueno, sí, vale, tienes razón. Has perdido a lo más grande que has tenido nunca...

-¿Vas a callarte ya?

-...pero que lo hayas perdido no tiene nada que ver conque no lo puedas volver a encontrar. Eso sí, va a ser muy complicado.

-Yo, yo... solo tengo ganas de llorar.

-Pues llora, llora todo lo que puedas y despúes piensa. Piensa y encuentra.

Toc-toc!

-¿Quién llama a la puerta?-Dijo la chica secándose las lágrimas.

-Ah! deben de ser tus principios, acaban de venir...

-Mis... ¿principios?

-Sí, ¿recuerdas que los has tirado por la ventana? Pues ya han llegado. Bueno, ¡me marcho!

-¡NO!¡Espera!

Los ojos de la chica se abrieron de par en par. No podía creer lo que había pasado, pero tampoco importaba. Ahora ya sabía lo que tenía que hacer.

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