Me da exactamente igual de donde vengo, no tengo ni idea de a dónde voy ni tengo interés en saberlo. Para qué, si saber mi situación actual en un pasado no me habría servido para nada. ¿Realmente podemos tener un control sobre nuestras vidas? Dudo mucho. Todo esto, frases sin sentido entrelazadas por alguna razón, me han llevado a la conclusión de que el conformismo es una falsa aceptación de que no pueden cambiar las cosas. Oh, qué inteligencia. Es algo que a la vista de cualquiera puede parecer muy sencillo, pero en ocasiones complicamos demasiado las cosas hasta olvidarnos de las cosas más simples, que son las que lo cambian todo. Y es que al final terminamos haciendo cosas de las que creemos que no nos podemos librar, cosas que llegaron un día sin más e irrumpieron en nuestras vidas poco a poco, casi imperceptiblemente. Y debido a que esa situación nos hace pensar que nos conviene en algún ámbito de tu vida y que podrías deshacerte de ella en cualquier momento te hace dependiente. A eso es a lo que yo he denominado conformismo.
El ser humano es conformista por naturaleza. Sólo unos pocos no lo son en realidad, pero no existe un término medio en este ámbito: quien no es conformista es avaricioso, y quien no es lo segundo es lo primero. Por lo tanto, en esta vida quien logra salir del conformismo llega lejos, y quien se refugia en el conformismo no le encuentra sentido a la vida.
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