viernes, 18 de septiembre de 2009

El sol

Era de noche .Recuerdo aquél instante como si me hubiese pasado hace a penas minutos. Mi cabeza estaba apoyada en su pecho y sus latidos a pesar de ser rápidos, eran tranquilizadores, eran como una balada que sonaba en mis oídos.

No podía creer lo que estaba pasando… ¿era un sueño? No, definitivamente no era un sueño. Ahí estaba ella mirando hacia ninguna parte, pensando en cualquier cosa y con esas manos que me tocaban silenciosamente el pelo, deshaciendo así toda posibilidad de caer en un hecho ficticio.

Pasaban los minutos; ojalá fuese eterno este momento, ojalá pudiera congelarme en ese instante y nunca más abrir los ojos. Mi vida desde que la conocí cambió por completo, el niño aprendió a querer, el niño conoció que era eso de tener mariposas en el estómago, el niño dejó de llorar para sonreír en un mundo de fantasía… en definitiva...el niño dejó de serlo para ser un hombre.

“No me la merezco, soy tonto, soy feo, soy gordo, decía” Entonces… ¿porqué me quería? Que le unía a mi persona, que buscaba en mí. Al principio no tenía nada que ofrecerle más que mi forma de ser, mi sencillez, mis palabras, mi humor, mi don, mi amor, pero…porqué no era como las demás, porqué no se fijó en mi físico. ¿Acaso no era solo eso en los que se fijaban las chicas de hoy en día? Tenía asumido que hasta que no adelgazase unos cuantos kilos no iba a encontrar novia e incluso me costaría hacer amistad con el sexo femenino, pero no…mira que suerte, una, una sola en el mundo que cerró sus ojos y se centró en lo de dentro, en lo que supuestamente hace las bases de una relación.

Se hacía de mañana, en realidad no había podido dormir en toda la noche. Solo la idea de tenerla a mi lado suspirando, desnuda debajo de unas sábanas marrones, hacía que mis ojos no pudiesen dejar de mirarla. Su pelo, cuanto me gustaba su pelo, negro, liso y tan suave que me daba vergüenza tocar con mis torpes manos. Pero quería tocarlo, quería sentirlo en la punta de mis dedos, por si de repente se esfumaba. ¡Qué torpe! La acabo de despertar, me lo temía. Cuanto me lamentaba, de verdad que estaba disfrutando viéndola dormir. Pero era tarde, ya había abierto los ojos y a pesar de estar desorientada al principio sabía dónde estaba y todo lo que ocurrió para acabar así. No sé si lo sabía, pero en aquél momento me hubiera gustado que me hubiese preguntado si la quería solo por el hecho de decir un simple sí.

Ya el sol empezaba a molestar, estaba a punto de levantarme para cerrar las persianas, pero con voz suplicante me dijo: “No te levantes, quédate un rato, me gusta sentir el sol”. Como decir nada después de tan perfecta voz. Ni tan grave, ni tan aguda, ni tan alta, ni tan baja, solo su voz. Llevábamos ya bastante tiempo en silencio y todavía la última palabra que dijo “sol” estaba en mi mente, haciendo eco en mis oídos.

Pasó mucho tiempo, ahora es una anécdota de un día sin defectos. Me gusta despertarme temprano para ver el sol salir, sentirlo en mi piel y así recordar ese día que tan atrás se quedó. Por qué coño no puede ser todo a como antes, porqué el corazón busca caminos que no están a mi alcance…

Me encantaría sentarme en el sol contigo y poder decir otra vez “te quiero” , pero no puedo, creo que la vida no quiere que estemos juntos, me está poniendo a prueba, quiere que sufra porqué esa época y sobre todo ese día fue demasiado perfecto.

MANÁ-RAYANDO EL SOL

"Es más fácíl llegar al sol que a tu corazón"

2 comentarios:

  1. Joer tío...No sé que decirte.Solo que me has emocionado,hecho en falta esos días.
    ¡Gracias y que bien escribes!

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  2. Es precioso ,te envidio por saber escribir asi y por que yo no puedo hechar en falta dias asi porque nunca los ha habido ,la chica de pelo negro y liso se deberia sentir afortunada, ojala me alguien ecribiera algo asi a mi.XD.
    Un beso sigue escribiendo asi de bien.

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