martes, 7 de julio de 2009

Tan solo fue un sueño..

Derrepenté, Dani se levantó de un salto, tenía las sábanas empapadas, y de su frente caian churretones de sudor, estaba muy nervioso, y no pudo contener las lágrimas. La última vez que salió del cuartel para ver a Irene llegó tarde y le metieron al calabozo, ya habían pasado más de dos semanas y seguía encerrado.
Los últimos días a Dani se le estaban haciendo muy duros, no dejaba de tener pesadillas con que Irene elegía a Enrique y no a él...
No paraba de repetirse, que a veces en la vida, se encuentran mujeres de verdad, de las que vale la pena luchar por ellas, de esas que no solo se fijan en el físico o en la apariencia de malotes, de esas que también buscan un poco más dentro, de esas a las que les va que les den cariño, que les demuestren que les quieren, esas mujeres.
Y él había encontrado a la suya.
Se daba cuenta de lo bueno que había sido esperar a que Irene se diera cuenta de que era mucho mejor que Enrique, mereció la pena cada segundo empleado en demostrárselo.
Cada dos días Irene llamaba al calabozo, y se ponía en contacto con él ya que no le dejaban recivir visitas. Dani le prometió, que en cuanto saliera de esa mierda lo primero que haría sería ir a verla, ella siempre le sonreía y le decía que le echaba de menos.
Pasadas las tres semanas, Dani regresó al cuartel, salió del calabozo, pilló su moto, su casco y el que le había regalado a Irene, salió pitando a recogerla. La llevó a cenar a unos de esos restaurantes finos que él odiaba pero que sabía que a ella le ecantaría. Estubieron hablando y los dos eran las personas más felices.
De vuelta a casa, se encontraron con Enrique, a verles, Enrique, tiró por otro camino, y entonces Dani lo alcanzó de una carrerita y le dijo, ahora ella es feliz, gracias tío. Enrique le dijo que se fuera a la mierda.
Siguieron su camino, y pararon en un banco. Dani estaba tan feliz de estar a su lado que se paró unos segundos a pensarlo, se arrodilló frente a ella, y le pidió matrimonio.
Le explicó, que pediría unos días de permiso y que se irían los dos solos a algún país, que ahora ella era su vida, y que si tubiera que dejar la legión, solo lo haría por ella. Dani le explicaba que ahora ella era su vida, que cada momento juntos era único, inolvidable y jecesario para su felicidad.
Irene sonrió nada más verle de rodillas, sin dejar mucho tiempo le besó, fue un besos de esos que expresan, fue el mejor beso que nunca había probado.
Ella respondió que sí, que no se imaginaba estando con nadie que no fuera él, que no quería que dejara la legión, era su vida, pero que se alegraba muchísimo de saberlo. Antes de que acabara la frase, Dani le tapó la boca y le susurró al oído de nuevo, recuerda, ahora mi vida eres tú.

Porque a veces, las historias tienen grandes finales, finales felices de los que te hacen sentir bien.
Porque no siempre gana Enrique.
Porque solo hay que elegir a esa mujer.
Y porque hay muchas de esas... Se necesita tiempo, pero está.

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Dedicado a Walter: por tantas veces que me has ayudado, pero sobre todo porque la tuya aparecerá, y no tardará mucho.
Dedicado a mi tía Chiki: tu historia nos hace recordar muchos momentos crea miles de conversaciones, gracias :)
Dedicado a todos esos que dicen llamarse pagafantas: las cosas cambian muy rápido, y dentro de nada las chicas se darán cuenta de lo que valeis realmente.
A todos los que diariamente nos dejan su visita gracias

2 comentarios:

  1. Buen giro.
    Los guapos, listos, fuertes y tiernos solo existen en las películas americanas. Y luego, en la realidad, son unos impresentables que no se comen un colín.
    Gracias a ti, guapa.

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  2. Me ha sorprendido, favorablemente, quiero decir. Me gusta cómo está contado y cómo le has dado la vuelta para que el final sea justo como tú querías. Es lo bueno de escribir, y de la vida, que a veces podemos hacer que sea como más nos gusta. Besitos

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