martes, 5 de mayo de 2009

Otro día más.

Empezamos corriendo, asique, desde el principio, fue un mal día.
A segunda, tubimos examen, de matemáticas, otro suspenso, si, amo las mates.
A tercera, lengua, algo bueno, o de las mejores clases..
Cuarta, inglés, pero la profesora no vino, nos dedicamos la clase entera a "dialogar" sobre nuestros problemas del baile, y sobre todo del grupo de baile.
Quinta, la cosa no cambia, la profesora sigue sin venir, ahora estábamos en taller de tecnología, y estubimos la hora entera haciendo fotos..
Sexta, por fin última hora, demasiado aburrida, y muy complicada.

Pero no es esto lo que quería contar...
Es algo que me mata desde hace dias...

Muchas veces, cuando nos enfadamos, con alguien, pensamos que se merece quedarse solo, pero luego vas contrastando opiniones, y en realidad, tú también tienes algo de culpa, por lo tanto, merecerías lo mismo...
Con esto, creo que se puede llegar a la conclusión de que nadie, nadie, nadie, merece estar solo.
Cuando el enfado es entre dos personas, no se debe meter a más gente en medio, poniéndola en el compromiso de elegir, es una cabronada para ellos, para la otra persona y para ti. Aunque esto lo tengamos claro, solemos hacer todo lo contrario, consiguiendo o intentando conseguir quedar como el "bueno". Algo totalmente absurdo, porque o vives la historia muy de cerca, o por mucho que te cuenten, no debes elegir.
Ahora bien, en la realidad todos sabemos, que siempre hay algo en lo que tenemos que escoger:
- La cena.
- Los amigos.
- Las costumbres.
- La ropa.
- Los estudios.
- Los novios.
Cosas importantes, y otras que no lo son tanto, pero todas, marcan el como somos.
De todas formas, esto, lo digo por la parte de los amigos mas que nada.
¡Qué cosa tan difícil de elegir!
¡Cómo cambia!
Y como nos duele perderlo...

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